jueves, 17 de junio de 2010

Enfoques cooperativos; Hoy: “Sobre el daño social de la ausencia pedagógica del cooperativismo en la aulas”.


Por José Yorg, el cooperario.


Si partimos del hecho, demostrado ampliamente, de que la educación cooperativa escolar y universitaria son significativamente relevantes en su aporte en los campos de la formación moral, ética, organizativa y solidaria de educandos, reconocidos en importantes normativas de raigambre constitucional, incluso ligados a tratados internacionales, se logra tener una imagen del daño social que causan los gobiernos que impiden el acto educativo cooperativo en las aulas.

Los gobiernos de cualquier lugar del mundo y del signo ideológico que fueren-debemos remarcarlo- pueden promover o dificultar el desarrollo cooperativo; así mismo pueden alentar o destruir la acción cooperativa; que impidan su establecimiento e incluso pueden declararlo fuera de la ley a las cooperativas, tal como ha hecho el estado fascista-stronista en el pasado reciente.

La relación del Estado con el Movimiento Cooperativo en toda América Latina ha ido advirtiendo cambios políticos con distintas manifestaciones, acorde a un proceso de tiempo y lugar de los acontecimientos científicos, técnicos, políticos, económicos y sociales, hasta llegar a la actualidad, en que ya nadie se atrevería discutir la influencia que estas empresas tienen en el rápido desarrollo de la economía de las naciones.

Nos ilustra con maestría singular el Dr. Erico Panzoni cuando nos afirma que “Las asociaciones populares con fines económicos y sociales, germinan y se nutren en la solidaridad de los grupos que la componen, dentro de un línea de pureza permanente, ayudarse mutuamente, para eliminar las causas que impiden y demoran, una vida mejor.”

De eso y no de otra cosa se trata: de aportar a la construcción de una vida mejor, más digna, más humana, más excelsa, son los fines y metas que persigue la educación cooperativa escolar y universitaria.

Porque consideramos de importancia creciente la difusión del método cooperativo, evitando sus desvirtuaciones artificiosas e interesadas actitudes de ocultamiento por parte de adúlteros, nos valemos del generoso y amplio apoyo del periodismo por quienes sentimos respeto y consideración creciente.

Hemos planteado públicamente que queremos que el “Año Internacional de las cooperativas” (2012) nos encuentre, a gobiernos y cooperativistas mancomunados y con obras realizadas en bien de la comunidad toda.

Desde esta columna; “Enfoques cooperativos” impulsamos con vigor necesario la necesidad de concretar acciones en conjunto entre los gobiernos y el Movimiento Cooperativo, en virtud a la más amplia y plena coincidencia entre sus objetivos: mejoramiento económico y social del pueblo.

Esa es-nos alecciona Panzoni- “La posición sustentada por los pensadores y dirigentes más capacitados del cooperativismo argentino, quienes en sus publicaciones, en presentaciones oficiales y en congresos han abogado por lograr el concurso estatal en aspectos que son vitales para la marcha sostenida y la formación de un vigoroso movimiento cooperativo, con hondas raíces en lo técnico, económico y social.”

Debemos convencernos de manera total de que los gobiernos, en su procura de mejoramiento de la existencia de sus poblaciones, tienen en el cooperativismo su mejor y mayor aliado.

Por eso es que la conducta de los gobiernos queda en evidencia, a partir del fomento o ataque al noble sistema cooperativo, su calificación ya sea como gobierno democrático participativo o por el contrario como gobierno de corte fascista y feudal.

Formosa, lleva por nombre una Provincia de la República argentina, lugar geográfico en el que lo preceptuado por el artículo 5° de su constitución expresa “Los derechos, declaraciones y garantías enumeradas en la Constitución nacional y que esta Constitución da por reproducidos”, se refiere, entre otros al derecho de enseñar y aprender.

Tal derecho-de enseñar y aprender-en la práctica cotidiana por una u otra sin razón, encuentran burocráticas trabas, que impiden el goce de ello. El daño social-educativo cooperativo está establecido en función a ese impedimento.

El daño consiste en privar nada más y nada menos que de conocimientos teóricos-prácticos que conllevan valores, habilidades, capacidades, destrezas organizativas empresariales de autogestión, desarrollar actitudes y aptitudes solidarias de convivencia productiva, y que constituyen saberes distribuidos, socialmente hablando, con alta rentabilidad de recupero.

¡De esos valiosos elementos estamos hablando! El alumno primario al finalizar sus estudios no tendrá esas habilidades, capacidades, destrezas organizativas empresariales de autogestión, el alumno secundario tampoco, y el universitario no poseerá actitudes y aptitudes solidarias de convivencia productiva, y que constituyen saberes distribuidos, socialmente hablando, con alta rentabilidad de recupero.

La nobleza del oficio de enseñar encuentra en la práctica pedagógica cooperativa su máxima expresión.

El acto educativo cooperativo está saturado de amor, de comprensión, de respeto y unidad fraternal, en la búsqueda compartida del crecimiento moral, intelectual y organizativo emancipatorio de los educandos y de los educadores.

Entonces, cabe preguntarse… ¿por qué los gobiernos soslayan a la educación cooperativa escolar y universitaria del sistema formal de la educación puesto que es parte indisoluble de ella?

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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