Por José Yorg, el cooperario
“La incomprensión del presente nace
fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero no es, quizás, menos vano
esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente”
Marc Bloch.
“Siento
que mi tierra, dolorida y esperanzada, reza y canta con su historia, vida y
mensaje...Peregrina conmigo, en mi carne y en mi sangre, me parece escucharla
con su chaya”. Oración de mi Sacerdocio. Enrique
Angelelli
Intentamos rescatar partes de una gran historia aunque encierre episodios dolorosos que, sin
embargo, prevalece para nosotros una arista muy sensible y elocuente, y que
hace bella la vida por su ejemplaridad, pudiéramos llamar a esta historia
caminos para la solidaridad, para la cooperación, en
razón al caminar de sus protagonistas principales, puesto que no
olvidamos a los entusiastas acompañantes: Alipio Paoletti y Monseñor Enrique Angelelli
entretejidos por la docente
Juana
Lucía Zamora quien emprendió experiencias relevantes de
cooperativismo escolar.
"En su misión pastoral-Angelelli- no excluyó a nadie, requería de todos, aún con los que no comulgaban con la Iglesia, y que
no eran creyentes. De allí surgió una amistad profunda con Alipio Paoletti, alguien que no era creyente.
Ambos compartían el mismo pensamiento, el de dignificar al hombre y la mujer
riojana, desde diferentes ópticas, pero con los mismos preceptos", reveló
el Dr. Pedro Goyochea.
En el plano social y económico, indicó que Angelelli concibió la idea del
fomento de las cooperativas, entendiendo que promueven las economías
regionales, "puesto que vio y juzgó que en el trabajo que había se excluía
a los trabajadores, a los empleados y sus familias. El caso más concreto y
renombrado fue Codetral, pero también hubo otras cooperativas, como San Nicolás
en la localidad de Guandacol. Era una cooperativa de consumo, pero promovía la
fraternidad de la comunidad", expresó.
Irrumpamos en el entramado. Leímos material periodísticos enviados desde La
Rioja por nuestro amigo Rodrigo Maximiliano Ochoa que nos nutrió, uno de ellos,
del periódico “El Independiente” , reportaje que le realizara el día 8 de marzo
del 2012 a Juana Lucía Zamora, cuyo título señala “Rindió un homenaje especial
a Madres de Plaza de Mayo y Victoria Romero”, pero lo que nos movilizó fue la
bajada del mismo que afirma que “Juana
Lucía Zamora es referente indiscutida
del cooperativismo escolar en La Rioja en que abrazó con pasión desde su rol de
docente y militante”
Desde allí en adelante para nosotros-también docentes de enseñanza primaria
y cooperativistas escolares-todo es
interrogante y emociones desbordantes de difícil contención.
¿Cuáles fueron la motivación personal y pedagógica de la maestra Juana
Lucía Zamora para emprender la enseñanza cooperativa?
¿Es que acaso, en su práctica pedagógica de la educación común sarmientina, le resultó insuficiente para
transformar realidades dolorosas y entonces volcó su esperanza en la
cooperación escolar?
¿Cómo supo concertar la teoría
educativa oficial con una práctica
innovadora y cooperativa, desafiando un contexto claramente adverso
para la concreción de su experiencia?
Nos atrevemos ensayar algunas reflexiones
para auscultar respuestas y para ello
escamoteamos al notable educador uruguayo Jesús Aldo Sosa (1905-1982), mejor
conocido como Jesualdo en su afirmación de que “La educación es el fundamental instrumento de transformación social en
cualquier proceso que exige cambios profundos y permanentes, en cualquier época
y sean cuales fueren las circunstancias y regímenes que tengan que operar en
tal sentido.”
Tengamos presente que la
educación cooperativa escolar posee la fortaleza pedagógica y didáctica capaz de
viabilizar todas las potencialidades de los niños y niñas a través de su método
organizativo, auto-disciplinario, fraterno y dinámico, atravesados por valores y principios profundamente humanos,
coincidimos plenamente con la interpelación
del Prof. Ramón Giménez: ¿Cooperativismo, dónde mejor que en las
Escuelas?
Sea pues este el procedimiento que adoptamos para realizar este artículo
como excusa para expresar nuestro
modesto homenaje y reconocimiento a la colega Juana Lucía Zamora, portadora de una epopeya y legado del noble
Cooperativismo Escolar en la Provincia de La Rioja.
Educación y comunicación son partes esenciales de la relación entre personas
y no entre cosas. “El sentir al otro como
igual”, es un direccionamiento cristiano que enseñó el obispo Angelelli. “El trabajo sin patronos” alecciona
Paoletti. “Trabajar mucho para que el
espacio de la solidaridad se anteponga al individualismo" nos
perfecciona Zamora.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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