|
Por José Yorg, el
cooperario
“La
clase trabajadora puede ser perjudicada, degradada u oprimida de tres maneras:
descuidándolos en la infancia, cuando se los sobre carga de trabajo o cuando se
les paga bajos salarios por su trabajo”. Robert Owen
“El
Estado que posea el mejor sistema nacional de educación será el mejor gobernado”.
Robert Owen
Este modesto artículo es fruto de una casual y causal conversación llevada a
cabo con un trabajador de una empresa
multinacional, prestataria de servicios, no diremos más que eso.
En razón a la actitud del trabajador ante nuestra insistencia de elevar el nivel de la conversación- debido al problema
técnico que afectaba nuestro derecho-todo ello porque su postura era
claramente, por decirlo de algún modo “patronista” y no una postura de
trabajador y por qué no de ser humano,
de ciudadano.
En realidad la problemática (entre otros) que presentan estas empresas es el incumplimiento
de las inversiones que deben necesariamente realizar ante el constante
incremento de clientes y el deterioro, la obsolescencia de los implementos
utilizados. Sin embargo, en vez de reconocer esas “faltas”, ensayan las más increíbles argumentaciones, dignas de
películas sobre extraterrestres.
No obstante toda interferencia verbal, se pudo desembocar en un intercambio
de saberes. La clave positiva para ello fue el respeto y la calidez humana. El
trabajador posee escasa o nula conciencia de trabajador, de expoliado, de
explotado.
¿Cuáles son los saberes libertarios, cuales son los saberes excluidos, cuáles
son los saberes cooperativos?
Que dudas cabe que las políticas neoliberales tuvieron éxito en su propósito
de culturizar la ignorancia supina de saberes libertarios, saberes humanos.
Ahora, también en esa conversación surgió lo más nefasto de la cultura
neoliberal sobre el trabajador: el “no se puede”. La resignación, la cultura de
la derrota. Reflexionar sobre estas cuestiones fue posible.
Saberes emancipatorios-pese al contexto actual-, implica confrontar con
conceptos desvirtuados, con saberes desvirtuados, que dan por resultados una conciencia alejada de la
realidad.
Y es que los saberes excluidos se hacen
notar con gran vigor. Los saberes excluidos, son, precisamente aquellos
necesarios para la construcción de una
conciencia realista, afirmada, crítica y transformadora.
Los saberes excluidos importan en los
trabajadores emociones de resignación,
de apatía, de “no se puede modificar nada”. Lo peor de ello es la reacción ante
planteamientos de construir saberes libertarios, cooperativos: la reprobación,
el rechazo.
La necesaria búsqueda de saberes
libertarios y cooperativos se hace evidente, palmariamente.
La retórica de los políticos corruptos y funcionarios burócratas, ayudan al
descreimiento, sin dudas, entonces, son
sus elementos del status quo.
Esta experiencia sucintamente expuesta ha desnudado una vez más el daño social que causan los detractores de saberes socialmente importantes, incluido los saberes cooperativos.
Los saberes cooperativos genuinos, originarios, nacidos a la luz de la gesta libertaria realizada por los Pioneros de Rochdale, Inglaterra, en el año de 1844 como aportación a la transformación social-económica que empujó a descubrirla dado la debacle social provocada por el proceso económico denominado Revolución industrial, ahora la provoca la globalización del intercambio mercantil en desmedro de las sanas relaciones humanas.
Se habla de recolonización política y
económica sobre países, incluyamos al sector cooperativo.
Los saberes cooperativos, pedagógicamente hablando,
implican un componente teórico-práctico emancipador derivados de una formidable
experiencia histórica en que se ha constatado su aserto, pese a las desvirtuaciones
doctrinarias sufridas.
Devolver al hombre expoliado, explotado, en una empresa regida por el plus valor
requiere de otro tipo de relación productiva. Una relación productiva basada en
la cooperación y no en coacción o en el embrutecimiento salarial.
Los saberes cooperativos orientan los esfuerzos y las creatividades humanas
hacia la producción del mejor vivir, del buen vivir general. Es otra cosa la
cooperación, si señores.
¡En
la fraternidad, un abrazo cooperativo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario