“Las maestras y maestros pueden llevar a cabo, a pesar de todo lo adverso, el proyecto hermosísimo de enseñar cooperativismo con calidad a niños de familia social modesta para compensar la desigualdad de origen y abatir el rezago educativo, superando previamente restricciones gubernamentales que impiden esta práctica educativa consagrada en la ley de educación nacional, puesto que no tiene cumplimiento en la Provincia de Formosa”
Los docentes cooperativos Juan Velásquez, Ana Maria Ramírez y José Yorg sintetizaron su actual experiencia educativa en escuelas consideradas “marginales”, de los barrios La Colonia y 12 de Octubre de nuestra ciudad capital formoseña, forjados en un documento en elaboración “como orientadora para la pedagogía cooperativa en tales condiciones”,según puntualizaron.
El equipo cooperativista califica a las escuelas Nº 532 y Nº 491 como escuelas “de condiciones pedagógicas y didácticas adversas”, refiriéndose con esto a educandos que se caracterizan por tener muchas carencias, cuyas familias están con pocos o nulos servicios esenciales como agua potable, vivienda digna, alimentación, ect. , lo cual provocan algún tipo de infortunio como es la dificultad de aprender”.
Una de las preocupaciones de los educadores cooperativos es lo expresado por Velázquez en el sentido de que “las necesidades humanas que no son adecuadamente satisfechas revelan injusticia social, pues la pobreza condiciona las posibilidades educativas de calidad y genera procesos inadecuados para el desarrollo de las capacidades y habilidades de los educandos, provocando consecuentemente frustración en los docentes.”
“¿Cómo abordar en esas condiciones un proyecto educativo cooperativo-interrogó Yorg-respondiendo con énfasis que “los docentes deben capacitarse adecuadamente en esta innovadora alternativa pedagógica, constituyéndose en sujetos sociales capaces de desarrollar una voluntad colectiva a partir de las cuales pueden elaborar y desarrollar sus Proyectos Estratégicos Institucionales-PEI- con posibilidad de provocar, en un medio difícil un impacto benéfico”
Abatir el rezago educativo.
A su turno la profesora Ramírez puntualizó que “debemos entender que la escuela no es la institución adecuada para dar soluciones a los acuciantes problemas derivados de erráticas políticas sociales y económicas porque es otra su función, y el cooperativismo escolar tampoco es la reparación de esa injusticia social, pues no puede crecer en un ambiente hostil a él”.
“Lo que afirmamos con un interrogante-dijo Yorg-como conclusión de nuestra investigación y practica educativa en estas dos escuelas marginadas es ¿Cómo puede contribuirse desde la escuela a que se construyan otras posibilidades dignas a la condición humana del educando marginal y sus sacrificados docentes?
Expusieron como conclusión que “las maestras y maestros pueden llevar a cabo, a pesar de todo lo adverso, el proyecto hermosísimo de enseñar cooperativismo con calidad a niños de familia social modesta para compensar la desigualdad de origen y abatir el rezago educativo, superando previamente restricciones gubernamentales que impiden esta práctica educativa consagrada en la ley de educación nacional, puesto que no tiene cumplimiento en la Provincia de Formosa ", cerraron.
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