jueves, 11 de febrero de 2010

Enfoques cooperativos,Hoy: “El Buen Vivir…como corresponde”


Por José Yorg, el cooperario


En verdad, a fuerza de mucha insistencia y esfuerzos denodados se está logrando irrumpir con un renovado paradigma: El Buen Vivir.

En efecto, el Presidente de la Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería (CONACAMI), en el Foro sobre el Buen Vivir de los Pueblos Andinos realizado el mes anterior en el Congreso de la República del Perú, expuso que “a partir de estas tesis del buen vivir, este nuevo paradigma, los pueblos indígenas hemos empezado a cuestionar, a rebatir algunos conceptos sobre los que se cimienta el capitalismo occidental”.

Debemos admitir que el mal llamado neoliberalismo logró instalar en la población la cultura del sufrir cotidianamente como lo son la falta de agua, de trabajo, de salarios dignos, de buena atención de la salud, de recibir excelencia educativa, entre otras necesidades insatisfechas en razón del verso de la crisis.

Nos acostumbraron a pasarla mal y ver esto como natural, inevitable, eso sí los gobernantes y políticos profesionales sí pueden y lo hacen, pasarla bonito, todo el tiempo.

El tradicional asadito, hoy por hoy es un grato recuerdo de mejores tiempos.

Hablando de tiempo, en verdad es tiempo de recobrar la dignidad, porque el vivir bien hace a la dignidad humana, en el sufrir necesidades no hay nada de virtud.

Las ciencias están para corregir los desvíos o errores que provocan desastres económicos que luego caen sobre las sufrientes espaldas de los desposeídos.

Esta renovación cultural viene de los más esquilmados de la tierra: de los aborígenes.

Leí también en un periódico virtual paraguayo con mucha atención lo manifestado por Don Indalecio Vásquez de 78 años, quien con énfasis afirmó que “el Gobierno debería cuidar más a la gente”.

Allí está el meollo de la cuestión, los gobiernos han instalado el Estado ausente, el Estado que no busca el bienestar general, la felicidad del pueblo, se han olvidado, simplemente.

El cooperativismo se sostiene y se fundamenta en la formula simple pero contundente:”Esfuerzo propio y ayuda mutua”.

El pueblo debe conocer las maravillas del cooperativismo, más allá de las falencias que vergonzosamente exhiben algunas cooperativas, toda vez que este movimiento social y económico tiene las cualidades formativas que predispone al hombre y a la mujer a organizarse sobre otras bases que tienen que ver con la construcción de un mejor y más justo mundo.

Una vez un político formoseño ante el requerimiento de su opinión sobre la labor de TECNICOOP en su accionar educativo en bien de la sociedad enmarcado en impedimentos permanentes a su noble labor educativa cooperativa desde el sector gubernamental, expuso que “a TECNICOOP ya no es posible pedirle más sacrificios”.

Hoy decimos nosotros… ¡al pueblo ya no es posible pedirle más sacrificios!

Los padecimientos que producen la crisis energética y de acceso a agua potable desnudan la falta de previsibilidad y acercan en consecuencia a la respuesta colectiva del 2001 cuando el pueblo se pronunció con el ¡¡¡que se vayan todos!!

¿Estaremos en los albores de un tiempo de cambio impulsado por el hartazgo social del padecimiento inútil?

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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