sábado, 2 de mayo de 2009

La descomposición de la representación política-partidaria, es irreversible


*Por Roque Arguello


Días pasados en una reunión de nuestra entidad TECNICOOP evaluamos los últimos acontecimientos políticos-partidarios en referencia a la realidad palpable de padecimientos cotidianos del pueblo y que son ignorados, revelando así una verdadera descomposición del sistema de representación política-partidaria, concluyendo que esto es irreversible.


Observamos con mucha preocupación la metamorfosis actitudinal de los que ejercen la representación política-partidista y esto pareciera formar parte de un proceso mucho más profundo, pues presenta particularidades ligadas a la historia de la civilización humana en cuanto al fin de una era y el comienzo de uno nuevo.

Desde las últimas décadas del siglo que pasó, hemos vivido un proceso de descomposición de los cuadros dirigenciales en todos los sectores, casi sin excepción, producto de la aplicación del neoliberalismo, que necesitaba y necesita de un nuevo paradigma para seguir su dinámica de acumulación de riqueza despojando al país de todo su potencial natural.

Para ello requiere de una clase política funcional a su dinámica, donde todo vale. Así, se fue configurando un nuevo esquema de poder, que a partir de la toma del Estado – desde el 83 hasta la fecha- se aplicaran políticas de estrangulamientos hacia toda la sociedad, que dieran como resultado la atomización y una corrupción generalizada.

Ante este cuadro, la representación política pareciera no poder sostener el actual estado de descomposición de las instituciones, menos aún, satisfacer las apremiantes necesidades de un pueblo hambriento y sin rumbo, lo que exige, y de manera urgente, de otro modelo de organización de la sociedad, distinto a la actual.

No obstante, se observan en algunos países de la región, una nueva forma de organizar y representar al Estado, pero, debemos subrayar que despiertan muchas dudas, pues los cambios que propugnan son muy superficiales y por tanto no garantizan la transformación que requiere y demanda la situación caótica y desesperante actual.

Develamos, después de un riguroso análisis, que el neoliberalismo cumplió ampliamente su cometido cultural al instalar la lógica de la concentración económica y política en manos de una minoría y del otro lado, una mayoría despojada, hasta de su derecho de pensar.

No debe extrañarnos entonces, en tales circunstancias se estén incubando mucho material inflamable de insatisfacción social que pudieran no encontrar un cause normal a su potencialidad de cambio social y económico y en tal caso podría desencadenarse en una “era de barbarie” que justificaría la implementación del capitalismo militarista desde el frente externo imperial.

Nos preguntamos con el economista y Magíster en Economía de la Universidad de Chile Marcel Claude ¿de qué forma se podría fortalecer la participación ciudadana con el descrédito que presentan muchas instituciones y partidos políticos?
Y respondemos con sus palabras que “la historia demuestra que siempre la solución es política, pero que deben articularse las fuerzas de manera eficaz para ello Si los partidos políticos no funcionan, entonces hay que crear otros partidos y si las instituciones no lo hacen tampoco, entonces, hay que presionar y exigir que así lo hagan.”

Seguimos con Claude, “Las nuevas generaciones juegan un rol fundamental, puesto que son la fuerza y la energía necesarias para impulsar cambios en la dirección correcta, Pero, fundamentalmente, deben contribuir al crear una nueva fe y una nueva esperanza. No pueden ni deben aceptar la derrota moral de contentarse con una vida mediocre y pobre, sin sueños ni utopías. La generosidad y la solidaridad son virtudes que en los jóvenes siempre calan profundamente y han sabido siempre hacer presente como factores de construcción social.”

¡Que mejor entonces que propugnar como guía y orientación doctrinaria de ese imperativo cambio al noble cooperativismo!!!


*Técnico en Cooperativismo.

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