domingo, 6 de septiembre de 2009

“Cooperativismo siglo XXI”


*Por José Yorg

El término pertenece al Dr. Exequiel Ander Egg, prominente investigador social que honra con su amistad a TECNICOOP. Y estas líneas pretenden responder a lo que el amigo Exequiel reclamó de mí: “Lo que yo quisiera, es tener una síntesis de su pensamiento sobre cooperativismo, pues a lo largo de sus artículos fui encontrando aportes que podría llamar siglo XXI, por su actualidad”

Tratar de definir un pensamiento sobre algo que llevamos adentro como parte misma de nuestra existencia es siempre una ardua tarea porque requiere una fuerte separatividad objetiva, seria y llenos de riesgos tentadores.

Lo primero que admito es que, efectivamente, es coherente llamar a mi pensamiento cooperativo como “cooperativismo del siglo XXI” por estar enfocado instrumentalmente hacia esa dirección, hacia la visibilidad de un cooperativismo en crecimiento como ciencia social-económica bajo el empuje de un movimiento cooperativo que prepare su advenimiento como sistema superador del modelo capitalista.

Se requiere un esfuerzo e impulso mayúsculo para destrabar los actuales estorbos que enfrenta el cooperativismo en su crecimiento como ciencia social-económica porque innumerables circunstancias e impugnadores han demorado su desarrollo interior.

De lo que se trata es que el hombre y mujer, de carne y hueso, se empodere de un conocimiento humanista-social como lo es esencialmente el cooperativismo, entonces, ponemos la proa hacia ello.

Recurro a una ponencia sobre Pedagogía, concretamente denominada “La Génesis de la Pedagogía Cooperativa”, para sentar la línea de mi pensamiento en este pretendido ensayo:

Robert Owen nos presentó con toda crudeza la imposibilidad de que la educación común tenga su efecto positivo sin tener su correlato en una nueva forma de organizar la sociedad, al decirnos “En mi calidad de empleador y director de manufactura en Lancashire y Lanarkshire, hice todo lo que pude para aliviar los males de mis empleados; y sin embargo, a pesar de todo lo que hice, con nuestro sistema totalmente irracional de creación de riqueza, de formación del carácter y de organización de todas las actividades humanas, sólo pude aliviar un poco la miseria de su estado; y ello pese a ser consciente de que la sociedad, incluso entonces, poseía medios sobrados para educar, emplear y gobernar a la población entera del Imperio Británico, haciendo de ellos hombres formados e inteligentes, unidos y prósperos para siempre, y para convertirlos en hombres y mujeres felices, de cualidades físicas y mentales superiores”. (R. Owen, 1858) .

Hecho histórico constatado por nosotros más de un siglo después al actuar como maestros de escuelas rurales de la Provincia de Formosa, al ver paulatinamente nuestros esfuerzos educativos disgregarse en la nada, pues en las campiñas formoseñas los cultivos tradicionales sólo generan mayor pobreza y desesperanza, ya que la educación común no brinda los conocimientos empresariales emancipatorios requeridos, quedando ella consecuentemente, casi descolgada de esa realidad. Esa realidad nos llevó, inspirados por el estimulo de una supervisora escolar, a estudiar la carrera universitaria de tecnicatura en cooperativismo. (Tecnicoop, su historia, parte I-1995)

El modelo productivo cooperativo, surgido como respuesta al naciente capitalismo industrial, se materializa en una empresa de propiedad cooperativa que humaniza la economía basada en una concepción diferente de la organización de la sociedad y el hombre. Esa diferencia no es un dato menor, pues implica valores y principios fraternales y equitativos en las relaciones sociales que aniquilan antagonismos.”Ordenar la organización de la producción de tal modo que permita dar a cada cual las condiciones materiales y espirituales para gozar de la libertad y de la igualdad”, nos dijo el pensador Rousseau, y es pertinente recordarlo permanentemente. La pedagogía cooperativa debe ser, necesariamente, reflejo y fundación de esa concepción.

Así, el cooperativismo cumple una especifica función donde quiera que se encuentre, por ejemplo, TECNICOOP, y mi rol como personalidad en ella se creó como respuesta a peculiares situaciones, propias de una Provincia cuyo nombre es el de Formosa.

Para que el cooperativismo despliegue su potencialidad interior requiere de líderes comprometidos y aptos para esta verdadera proeza histórica, y que debe sobrepasar ampliamente los estrechos límites de los países y pensar y actuar globalmente. ¡La integración internacional es una prioridad estratégica urgente!

El accionar en lo local y lo internacional en el cooperativismo debe ser una constante.

Tal era la idea expuesta en el primer Manifiesto en que difundían los ideales de la verdadera cooperación, destacaban la gran necesidad de construir, lenta pero ininterrumpidamente, un mundo con una nueva moral y un mejor sistema de sociedad, nos narra Goedhart, presidente de la ACI-1921 -1927.

Cuando observé la situación de las cooperativas formoseñas en el año 1992 comprendí que la tarea de revalidación de este noble sistema requería un pensamiento y acción amplia, abierta y dinámica en que se convierta la tarea a emprender en una tarea colectiva, dignificante, incluyente, sobre cualquier otra razón.

En mi mente y en mi corazón no existió ni existen dudas de que es posible extender la “telaraña de la cooperación”.

Pero este paso no está libre de obstáculos y dificultades, los impugnadores a enfrentar poseen poderosas razones para empantanarnos.

El cooperativismo del siglo XXI es un cooperativismo liberado de sus márgenes estrechos de ser meramente una herramienta de progreso económico, es más, mucho más que eso, es devolverle al hombre su verdadera dimensión de “homo cooperari”. Lugar donde se extinga la mezquindad del cerebro de los hombres y mujeres y anide la relación equivalente, reciproco y equitativo.

El cooperativismo del siglo XXI tiene que ver con la génesis de la cooperación en unidad perfecta de Doctrina y ciencia: Los valores esenciales en los que se basa son: la construcción colectiva del conocimiento, el trabajo organizado, la autodisciplina y la distribución equitativa de los beneficios, donde lo emancipatorio sea una realidad, entre otros.

El socialismo del siglo XXI será-de todos modos- una construcción colectiva en su fundamento, formato y acción.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!






*Profesor en enseñanza primaria-Técnico en Cooperativismo-Lic. En Administración

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