domingo, 27 de septiembre de 2009

Sin lucha política no se logra una justa nación.


(Cooperativismo siglo XXI)

Por José Yorg, el cooperario.

Cuando en el año 1992 observé tal y cual se me presentaba la realidad política sobre las cooperativas comprendí que era un tiempo de agresión a estas nobles estructuras por lo que representan: una alternativa de organización de la producción justa y equitativa, he allí el pecado original que le asignaba el neoliberalismo.

Ello implicaba en los hechos concretos enfrentarse con soberbios impugnadores para ejercer libremente la profesión universitaria de “Técnico en cooperativismo”, lo que reveló el advenimiento de un tiempo signado por la agresión a todo lo que significara autonomía e independencia. La respuesta orgánica e histórica fue la fundación de TECNICOOP.

El reto histórico asumido por TECNICOOP en los planos educativo, gremial y político son hoy - después de casi dieciocho años - bien conocidos, reivindicar la tarea del profesional cooperativo, rescatar los auténticos valores y principios cooperativos y reclamar justicieramente un espacio en las políticas del Estado en su desempeño de desarrollo económico-social con equidad.

Pero, uno de los aspectos fundamentales que nos quedó claro en tantos años de lucha, es que sin lucha política no se logra una justa nación, y sin una justa nación no se logra un cooperativismo libre, autónomo e independiente.

Las dificultades que enfrentan las organizaciones libres, como las cooperativas, mutuales y otras, provienen desde los poderes fácticos que influyen sobre los gobiernos y éstos toman decisiones que adversa a estas entidades y esas decisiones son de carácter político.

Por tanto, ya hemos definido con absoluta claridad que las cooperativas realizan acción política, mas no deben incursionar en acciones político-partidista en virtud a sus Valores y Principios que así lo señalan. Ya decía alguien, “nosotros los cooperativistas no somos partidos, somos enteros”.

Las ofensivas hacia la labor de promoción del cooperativismo y su propuesta educativa que efectuamos, provinieron y provienen aun desde la esfera política que impiden nuestro desarrollo, revelando así la naturaleza retardataria que los caracteriza. No son pues nuestras deficiencias (que las tenemos), nuestras dificultades, sino nuestras fortalezas, nuestro prestigio y presencia en lo local, nacional e internacional lo que se trata de aplacar, por la excelencia de su ejemplo porque significa que es posible superar la mediocridad y el aislamiento.

¿Pero qué sucede en la actual coyuntura económico-social a nivel nacional e internacional y sus consecuencias sobre el cooperativismo?

Sabemos, por estudio y experiencia que al noble sistema cooperativo y el provechoso andar de sus promotores nunca resultó fácil, menos en la actualidad signada por la tremenda crisis capitalista global y sus secuelas de mayor hambruna, desempleo, destrucción de la naturaleza y verdadero peligro de extinción de la especie humana.

Necesitamos, y de manera urgente, otro orden mundial que sea humano, equitativo, fraterno y cooperativo.

El Movimiento Cooperativo aspira y plantea al Estado, sea éste nacional o provincial, establecer y desarrollar un relacionamiento de mutua comprensión y respeto, y en función a ello realiza sus mejores esfuerzos y aportaciones.

Sin embargo, debemos apuntar que muchas veces el desdeño y las incomprensiones del sector político-partidario nos empujan a estudiar y reflexionar sobre la ciencia política, y desde allí darle la mirada correcta a nuestra entidad cooperativa en su construcción permanente en un entorno inestable y turbulento para establecer con precisión los objetivos estratégicos que guían nuestra faena cotidiana.

Desde luego que esta cuestión no constituye para nosotros un mérito haberlo descubierto y atestiguar que son las decisiones políticas las que favorecen o traban el desarrollo de los intereses de los pueblos y sus organizaciones. Desde el momento fundacional de TECNICOOP asumimos posicionamientos políticos firmes e indoblegables en defensa de los intereses específicos del movimiento y del profesional cooperativo como parte de la construcción social y política en pos de una “Patria que no tenga hijos desgraciados ni amos insaciados que usurpan sus bienes”, como nos enseña el poeta Carlos Miguel Giménez.

Por ello, concluimos afirmados que, ¡sin lucha política no se logra una justa nación!

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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