domingo, 25 de octubre de 2009

Pedagogía Cooperaria


La pedagogía Cooperaria es una propuesta en construcción para significar la línea educacional del Cooperativismo del Siglo XXI


La Pedagogía Cooperativa y su didáctica
constituyen el método de la reproducción intelectual
de la realidad e identidad cooperativa,
es, en definitiva y específicamente la explicación
del fenómeno económico-social cooperativo
en términos de enseñanza-aprendizaje,
partiendo de la actividad empresarial objetiva
del hombre cooperativo en contravención
a la ley del mercado en que está cercado.

Ya plenamente apropiados del termino “Cooperativismo del Siglo XXI”, versión con que gentilmente aludiera el Dr. Ezequiel Ander Egg a la postura de mi compromiso con el noble sistema cooperario, prosigo pues con mis reflexiones sobre la Pedagogía cooperaria.


Los principios fundamentales de esta propuesta buscan referenciar lealmente la esencia de la cooperación con su método, los contenidos, los valores y principios cooperativos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en procura de su existencia y adelanto.


Basta ya de asimilar metodológicamente a la educación cooperativa con la educación común, pues la primera posee esencialmente una concepción filosófica distinta a la segunda. En ese marco asumimos el dignificante desafío de ocupar nuevos enfoques y cimientos de estudio y reflexión sobre el fenómeno cooperativo, aspirando que los resultados que obtuve susciten nuevas reflexiones y estudios que, finalmente, orienten la asunción de una concepción pedagógica, filosófica y metodológica en razón de su peculiar esencia, garante de su noble desarrollo.


El cooperativismo debe definir y fortalecer su concepción educacional propia y así contribuir a su existencia y adelanto histórico.

Ahora, y en función a todo lo expuesto, podríamos preguntarnos ¿existiría compatibilidad- a pesar de todo- entre la propuesta pedagógica cooperaria y la educación común?

Partimos del concepto de que si queremos realmente un cambio en la calidad de la educación en el sistema formal oficial que actualmente no conforma a muchos, se hace muy necesario las aportaciones de otras disciplinas que, como el cooperativismo pueden y de hecho lo vienen haciendo.

He seguido los rastros de Robert Owen y de otros pensadores que han legado criterios metodológicos en sus estudios e investigaciones sobre la cooperación que me permitieron en el plano pedagógico develar y exponer las peculiares características-leyes internas- que explican cómo es y por qué es así y no de otra manera lo sui generis de la Pedagogía cooperaria que debe necesariamente reflejar esa cualidad y no presentar desviaciones.

Las observaciones e indagaciones de Robert Owen (1771-1858) en el campo educativo vinculado a los males observados en la sociedad organizada de tal modo que perpetúa la pobreza y potencia en consecuencia todo tipo de violencia nos inclinan a afirmar que sí existen compatibilidad entre ambas concepciones educativas en cuanto a voluntad de brindar calidad y valores educativos.

La pedagogía cooperaria necesita del sistema formal de educación para asegurar su existencia y expansión, y la educación común necesita de la pedagogía cooperaria su teoría y practica, métodos y técnicas diferenciadas, atributos pedagógicos y didácticos mediante los cuales el proceso enseñanza-aprendizaje puede trasformar percepciones agresivas, actitudes individualistas y antivalores a una época de construcción de una conciencia crítica y predisposición a la solidaridad, puede también conmover la relación de hostilidad social existente hacia una convivencia armónica, equitativa y humana.

¡Nuestra fe en la acción transformadora de la educación cooperaria es infinita!

Prestemos atención a las palabras del Padre de la Cooperación “Entrad en cualquiera de las escuelas que se llaman nacionales y pedid al maestro que os muestre lo que saben los niños. El maestro llamará a los niños y les hará preguntas teológicas a las que los hombres más eruditos no pueden responder racionalmente; los niños, no obstante, responderán enseguida del modo que se les ha enseñado previamente; porque en esta parodia de la educación la memoria es el único requisito exigido. Así pues, el niño cuya facultad natural de comparar ideas o cuyos poderes de raciocinio queden destruidos más de prisa, si al propio tiempo posee una memoria suficiente para recordar cosas sin hilación, será el primero de la clase; y las tres cuartas partes del tiempo que debería dedicarse a impartir una instrucción útil, se habrá dedicado en realidad a destruir la capacidad mental de los niños.”

Su visión de un sistema de educación se basaba en la doctrina de que “el Estado que posea el mejor sistema nacional de educación será el mejor gobernado”.

En su obra A new view of society, Owen expuso la opinión de que cada individuo no es únicamente un producto de su formación y su entorno, sino que las sociedades, colectivamente, son el producto de la formación que imparten y del entorno social en el que se educan sus miembros hasta llegar a la edad adulta. La sociedad en conjunto puede suscitar en sus miembros la adopción de un fondo común de creencias morales
(G.H.D. Cole, 1965).

No es tarea fatigosa comprender que la esencia de la cooperación esgrimida por Owen y que pretendemos leal y entusiastamente proseguir, sigue siendo formidablemente vigoroso, noble y útil socialmente, ayer como hoy.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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