miércoles, 9 de diciembre de 2009

Enfoques cooperativos


Hoy: la hora social nos interpela
Por José Yorg, el cooperario

En nuestra Latinoamérica doliente se presentan situaciones nuevas, cuyas características responden al nivel de desarrollo alcanzado por el capitalismo global y sus crisis recurrentes.

Paraguay, como parte de ese continente tiene, sin embargo, particularidades que ameritan una atención profunda y rigurosa, me refiero, por ejemplo, a su fundación como nación y su posterior proceso revolucionario exitoso en momentos en que sus hermanas naciones se desangraban en estériles luchas internas.

Este peculiar proceso revolucionario de raigambre humanista social - minado por el imperio ingles y sus cipayos ejecutores-posee una riqueza inconmensurable de lección social y económica, que a mi modesto criterio, no ha sido suficientemente estudiado, analizado y sistematizado aun.

Tal suceso histórico que ha penetrado, para bien o para mal en el “ADN paraguayo”, nos lleva hoy a plantear ante el escenario que se está transitando, y diría con inevitable crudeza, el tipo de Estado y de gobierno que tiene el Paraguay, gobierno que encarna el cambio que durante décadas y décadas se anheló.

Anotado la exactitud de nuestro planteamiento se vuelve imperativo fijar la orientación que se espera tome las políticas publicas que el gobierno de Fernando Lugo deba asumir para hacer realidad la renovación que beneficie equitativamente y de tal forma alcance consenso mayoritario y pueda sostenerse, de otro modo… ¿a quien le interesaría su permanencia?

El oficio presidencial en estos tumultuosos tiempos no se sostiene per se, por su legalidad diríamos, sino por su legitimidad popular.

Existen ejemplos de destitución presidencial de un modo u otro, el ejemplo del caso hondureño, y el caso de Argentina. Uno expulsado por sectores retardatarios poderosos (Micheletti) y el otro por movilización popular en razón de su corrupción generalizada (De la Rua).

Así expuestas las cosas, conviene extraer prontas y positivas lecciones prácticas de aprendizajes de democracia participativa, responsabilidad social y compromiso solidario, es decir, un proyecto político transformador.

Debemos entender que los desafíos que se presentan ante la construcción de un proyecto político transformador de justicia social no será del agrado de sectores retardatarios, y ante ello se levantarán y de hecho lo hacen, la respuesta a esa intransigencia pudiéramos resumir teniendo en cuenta una frase de una canción mexicana que dice “no soy monedita de oro pa caerle bien a todos”.

En un país como el Paraguay mantener o consagrar el gobierno de una mayoría implicaría poner en expansión muchas y variadas acciones políticas que impliquen en los hechos nuevas formas efectivas de participación ciudadana en la vida institucional.

Ese peculiar proceso de nacionalidad que hablamos más arriba involucra también un formidable compromiso de los pensadores, de los intelectuales concomitantes con sus aportes de formulas apropiadas a la realidad paraguaya en sintonía perfecta con lo latinoamericano.

Porque, como canta la cantautora y compositora correntina Teresa Parodi: “…de qué nos sirve la libertad si no hay justicia, María Pilar”…

Desde esta perspectiva, la hora social nos interpela, porque fundamentalmente de lo que se haga o se deje de hacer dependerá el presente y futuro que la Patria demanda a sus hijos.

Y es un reto formidable, oportuno y dignificante, es la hora del pensamiento y acción latinoamericana, ¡y a ello se suma el cooperativismo del siglo XXI!

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

No hay comentarios: