domingo, 20 de diciembre de 2009

Enfoques cooperativos




HOY:SOJA, IMPUESTO Y LA NECESIDAD DEL COOPERATIVISMO DEL SIGLO XXI EN EL PARAGUAY

Por José Yorg, el cooperario


No existe en la normativa paraguaya tributaria vigente (Ley 2.421/04 y 125/91) un impuesto que grave la exportación de materia prima oleaginosa. Increíble, si pensamos que el derecho tributario debe regirse por sanos principios de equidad en la capacidad distributiva y transparencia.


Tomé pleno conocimiento de la iniciativa parlamentaria del senador Sixto Pereira por intermedio del Prof. Lic. Luis Caputo, quien tuvo la amabilidad de enviar a nuestra entidad TECNICOOP una copia del proyecto de ley que grava la exportación de materia prima oleaginosa, específicamente la exportación de soja, trigo y girasol.


Copio textualmente aquí una parte sustancial del asunto: “La aplicación de este impuesto a la exportación de materia prima oleaginosa, contribuirá a generar ingresos con el fin de fomentar la industrialización de los productos del agro paraguayo, así como apoyar la Política de Reforma Agraria, buscando que los ingresos sean invertidos en la agricultura familiar campesina, pudiendo como consecuencia de esto, apostar por la modernización del agro, así como la financiación de compras de semillas, instalación de pequeñas y medianas industrias campesinas, adquisición de tierras e implementos agrícolas y capacitación técnica”.


Nos expone con toda sinceridad los objetivos estratégicos que apuntan a revertir una dolorosa, absurda y peligrosa realidad, cual es la de miles y miles de labriegos sin tierra, amen de una estructura agraria sedienta de reforma agraria que la modernice.



Ahora, surge un interrogante: ¿cuando hablamos de reforma agraria de que hablamos?


Lo dije con anterioridad y lo repito ahora y aquí mismo: La reforma agraria es una necesidad objetiva de las condiciones latifundistas improductivas y mal habidas, confirmada por la ciencia económica que nos indica que el campesino sin tierra debe poseer el recurso que lo identifica y es su razón de ser en la sociedad, cual es el de ser un productor de alimentos.



El regreso a la tierra de los desposeídos, es un imperativo social, económico y político de primer orden.


No olvidemos que el factor tierra es limitado y por tanto no se podrá satisfacer plenamente a los campesinos con esta necesidad objetiva e histórica.


Por otra, el desarrollo rural en su moderna y científica-técnica aplicación aconseja encarar el emprendimiento productivo de manera asociativa por las ventajas comparativas y competitivas que ella conlleva.


Y si tenemos presente que es menester evitar la dispersión de esfuerzos y desvíos de propósitos de la propia reforma agraria, cual es la de dotar al campesino de tierra, éste no debe estar tentado a malvenderla. La propiedad cooperativa aparece como la mejor opción.


También es necesario que tomemos en cuenta la historia productiva paraguaya proveniente de la etapa de Nación Independiente, fundada por el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia y continuada por los López, como elaboraciones para poder comprender nuestro presente, presente de inequidad, demandante de cambios.


El histórico momento en el que ahora se encuentra Paraguay brinda la invalorable oportunidad de encarar una estimación retrospectiva de ese momento histórico fundante de su nacionalidad sostenido en un proyecto independiente y moderno, frustrado sangrientamente, sin embargo, brinda la oportunidad de construir un nuevo proyecto reivindicativo, convocante del esfuerzo de todos los hombres y mujeres de buena voluntad.


¡Aquí, exactamente aquí, es necesario meritar la implementación del cooperativismo del siglo XXI en Paraguay! Por supuesto a instancias del consenso nacional para fundar nuevas condiciones sociales, políticas, culturales y económicas más justas y urgentes.



¿Por qué tiene que ser el cooperativismo del siglo XXI? Porque es la forma moderna y actualizada de aquel pasado histórico cooperativo paraguayo que hoy interpela.


¿Cuál es el instrumento idóneo que proponemos? Daremos un rodeo imprescindible antes para repetir y no soslayar que “La estructura agraria paraguaya, históricamente devenida del despojo, posee una elevada concentración de la tierra que fomenta la irritabilidad y la insatisfacción social, impidiendo en consecuencia, una convivencia social y económica verdaderamente democrática, amén de ser una estructura altamente ineficiente y paralizante que desalienta la voluntad de producir, al contrario, fomenta la sustracción y destrucción de la naturaleza con fines de obtención fácil y rápida ganancia como práctica antisocial”


Por tanto, afirmamos que “La promoción e implementación de un Plan Nacional de Reforma Agraria Integral, Sustentable y Solidaria con Base Cooperativa, entonces y de manera categórica, constituye una herramienta social, económica y política de urgente diligenciamiento para hacer realidad un dichoso regreso a la tierra”.


¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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