lunes, 31 de mayo de 2010

Enfoques cooperativos; Hoy: “La realidad social paraguaya exige… ¡transformaciones cooperativas!”.


Familias paraguayas viven en condiciones de pobreza. Ingresos no alcanzan para la canasta básica. - ELBA NUÑEZ HABLA DE LOS POCOS AVANCES DEL ESTADO PARAGUAYO.


Elba Núñez critica los pocos avances en políticas sociales desde el Estado, en investigación de BASE IS. “La exclusión social afecta a varios grupos de la población. El 30% de los menores más pobres trabaja y el ingreso de muchas familias no alcanza para una canasta básica”, se consignó en periódicos que recogieron la especie desde donde leí y amigablemente deseo exponer mi opinión sobre puntos que considero merecieran ponerse en mayor relevancia.

Justiprecio en alta estima y valoración las aportaciones devenidas de una indagación de la estudiosa Elba Núñez, sostenida en la metodología de la investigación científica, sólo que, encuentro aspectos que me motivan a polemizar respetadamente.

“La realidad social paraguaya exige propuestas y acciones estructurales”,”expresaba el titular en el periódico del que rescaté la información y que respondo que “La realidad social paraguaya exige… ¡transformaciones cooperativas!”, ¿por qué? expondré enseguida mis afirmaciones.

La abogada Elba Núñez afirma que “La desigualdad, la situación de pobreza y exclusión social en que se encuentran sometidos amplios grupos de la población, familias y comunidades enteras, debe ser el principal norte de las acciones dirigidas para dar respuestas concretas a cada situación. Deben mejorar la cobertura y calidad de la atención a mujeres embarazadas”.

Esa dolorosa desigualdad descripta con precisión matemática por Elba Núñez no es una cuestión de naturaleza espontánea, ni surgida de maldiciones de los dioses, es consecuencia directa de un modelo socioeconómico montado y perfeccionado por el stronismo, y digo bien perfeccionado porque reconoce sus raíces profundas y lejanas en los años de 1870 al derrocarse bajo sangre, fuego y rapiña una experiencia única en América del Sur de un modelo de país independiente y justo.

Remover las actuales estructuras socioeconómicas, suplantarlas e instaurar un modelo productivo de distinto signo es lo que con suma precisión nos indican las leyes del desarrollo y esa formula debe contener en su seno la forma equitativa y cooperativa y desplegar, gradualmente, todo su vigor transformador bienhechor social.

Es menester subrayar que en el cooperativismo la utopía y el realismo se armonizan en su Doctrina y su método de aplicación, pues la utopía cooperativa nos lanza adelante en la búsqueda de una mejor sociedad y el realismo cooperativo nos ubica con precisión en las tareas necesarias para la construcción de esa mejor sociedad.

Rescato y rindo culto a la afirmación: “La compleja realidad social paraguaya y las múltiples dimensiones de la cuestión social exigen propuestas y acciones estructurales diversas, en donde se involucre a las organizaciones sociales para que se haga efectivo el ejercicio y goce de los derechos”.

Pero digámoslo con todas las letras, tales acciones estructurales sólo son posibles desde un Estado unificado, moderno y solidario, desde el poder que otorga la facultad de poner en vigor voluntades políticas impregnadas de justicia social, de otro modo estaremos encerrados en el limbo del voluntarismo.

El capitalismo- y Paraguay vive bajo el augurio capitalista- promueve la competencia, la controversia y la disputa como elementos disociadores y perpetuadotes de la desigualdad estructural, y aquí me recuerdo de una canción de José Larralde que dice “como pa ganar al truco con un juego de ese modo”, ¿Por qué? Porque dentro del capitalismo no es posible solucionar la pobreza, toda vez que los pobres les son de utilidad para presionar la oferta laboral y así bajar su costo.

Ahora, el capitalismo evidencia su decadencia funcional sobre todo en Europa y los EE.UU. donde millones y millones de seres humanos, de carne y huesos, padecen hambre, exclusión e injusticia.

España, país europeo, donde hace epicentro la crisis que se pretende apagar con políticas de ajuste brutal, sin embargo, también muestran racionalidad al hacer desde la Consejería de Agricultura y Pesca “un llamamiento a los agricultores y ganaderos para que se asocien a cooperativas como la mejor forma de combatir los efectos de la crisis”.

Estas declaraciones hechas por la consejera Clara Aguilera grafican de la mejor manera lo que insistentemente sostenemos sobre el cooperativismo, momentos antes de inaugurar la Asamblea General de la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (Faeca) de Granada, cuya facturación ha registrado un crecimiento del siete por ciento pese a la crisis económica, lo que a juicio de la consejera evidencia que el cooperativismo "está fuerte".

¿Cómo combatir con realismo y posibilidades de éxito entonces “la desigualdad, la situación de pobreza y exclusión social en que se encuentran sometidos amplios grupos de la población a la que alude la autora? Cambiando la estructura productiva del país.

La incapacidad de la estructura económica y productiva actual deviene de su desgaste funcional y que lo ha llevado a una situación de caducidad por no haber realizado en tiempo y forma las debidas adecuaciones exigidas en su desenvolvimiento.

El asunto principal a resolver es cómo incorporar mano de obra al proceso productivo a fin de bajar substancialmente la desocupación y avanzar hacia el pleno empleo. Insistimos: Cambiando la estructura productiva del país.

La pregunta que todos tendemos ha hacernos en estos debates es: Qué pasará si tales transformaciones de la estructura económica y productiva actual no se realizan. No es difícil encaminar nuestro acierto en afirmar que el estallido de insatisfacción social encontrará cause libre.

Orientar el accionar de transformación productiva hacia horizontes mas justos y equitativos socialmente es una materia pendiente desde el año de 1870. Los términos se han cumplido inexorablemente y debemos aprobar la materia y obtener la preciada graduación puesto que no podemos seguir postergándolo, porque si hay algo que la pobreza y sobre todo el hambre en sus dos vertientes, de justicia y de alimentos no hace, es esperar.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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