lunes, 29 de junio de 2009

El ideario cooperativo, guía moral para una juventud entusiasta


*Por José Yorg

El legado del gran pensador José Ingenieros cobra, sin dudas, cada día mayor importancia en la formación de una juventud necesitada de pensamientos que guíen su accionar en la sociedad.

Pero… ¿De qué accionar hablamos?

Acometer tareas solidarias y positivas socialmente esperados de la juventud implica un previo conocimiento por parte de éstos de valores y principios que fortalezcan su carácter y moral, elementos que le orientarán convenientemente, porque como bien nos señala Ingenieros “Nunca se equivoca quien ha aprendido a medir las cosas a que aplica su energía; no se arredra jamás quien ha educado su eficacia mediante el esfuerzo coordinado y sistemático”.

“Esfuerzo coordinado y sistemático”, he aquí entonces el meollo de la cuestión, sumado a valores y principios, aportes formidables que desde el cooperativismo se tributa para la formación de una juventud entusiasta que sea útil y fecunda para sí y la sociedad.
El cooperativismo, sepamos de una vez, posee los atributos pedagógicos y didácticos más dispuestos para la formación moral, ética, organizativa y fraterna porque funda su concepción filosófica en valores y principios que despiertan y alientan los mejores impulsos humanos en la relaciones sociales.

Esos mejores impulsos humanos en las relaciones sociales son capaces de remover los malos hábitos de mezquindad y egoísmos adquiridos en la educación para la competencia y no en la cooperación, en el compañerismo al fin.

El cooperativismo inculca en la juventud los hábitos y aptitudes de la autodisciplina conciente, razonada y discernida, fruto de debates, reflexiones y practicas devenidas de proyectos elaborados y aplicados en libertad y autonomía.
La disciplina cooperativa no es un aspecto impuesto autoritariamente, sino más bien nacido del trabajo educativo, es en realidad el resultado de su eficiencia.

La disciplina y autodisciplina conciente es la consecuencia de la organización cooperativa y de la existencia de normas establecidas por los propios jóvenes a través de la interpretación que realizan de la Doctrina que fundaron los Probos Equitativos de Rochdale. Y allí resulta evidente la participación organizada de los jóvenes en todo el proceso educativo, en la emulación de los nobles actos y en el estímulo al estudio.

Los y las docentes sabemos de sobra que el primer requisito para el desarrollo fecundo del proceso enseñanza-aprendizaje es la disciplina y predisposición áulica, factores sin los cuales no se avanzará, por tanto, se requiere de un método que promueva estas positivas actitudes en los jóvenes.

El cooperativismo trabaja para lograr la disciplina consciente de los alumnos, dicho en concreto, para que el buen desempeño en el estudio y la buena conducta sean la expresión de los valores y principios de la moral cooperativa que dará impulso a entusiastas revelaciones positivas.

Estas valoraciones y otros que poseen el noble sistema cooperativo, constituyen los anuncios que al mundo desea exponer con claridad y vehemencia en su conmemoración número 87º del Día Internacional del Cooperativismo y que desde TECNICOOP venimos sosteniendo y pregonando desde hace más de diecisiete años, acompañados por el generoso aporte de los medios de comunicación.

Repitamos al unísono con José Ingenieros que “El joven que piensa y trabaja es optimista; acera su corazón a la vez que eleva su entendimiento. No conoce el odio ni le atormenta la envidia. Cosecha las flores de su jardín y admira las del ajeno. Se siente dichoso entre la dicha de los demás. Ríe, canta, juega, ama, sabiendo que el hado es siempre propicio a quien confía en sus propias virtudes generadoras”.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!


*Cooperarario


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